Todos lo conocimos como Tristán, el primer protagonista de ‘El secreto de Puente Viejo’. Actualmente, este actor valenciano trabaja en ‘Seis Hermanas’ compartiendo sobremesa y siglo con su anterior trabajo. También lo hemos visto en la cancelada ‘Ciega a citas’ y prepara la comedia romántica italiana –allí tiene más fans que en España-, ‘L’amore e una scienza esatta’, de Davide Chiara.
Nos encontramos en la puerta del Museo del Romanticismo. Mientras habla, juguetea con un terrón de azúcar moreno, y poco a poco me doy cuenta de que es un romántico -capaz de viajar desde Madrid a Miami para pasar dos días con su chica-, que lucha por lo que quiere. Consciente del privilegio que tiene al trabajar diariamente en su oficio, el de actor, reconoce que es un trabajo más. Álex Gadea es cercano, sin miedo al tacto, te mira a los ojos y te sonríe con la mirada. Se toma un descafeinado pero realmente cuando se suelta es con una cervecita en la mano. “Emborracharse de vez en cuando, con moderación, es saludable, y reírse mucho, es la mejor terapia que hay”, ríe.
SPlus Magazine- ‘Seis Hermanas’ lleva ya más de un año en antena, ¿qué ha aportado esta serie a la parrilla televisiva llena de series de época?
Álex Gadea- Hacía tiempo que Televisión Española no apostaba por la ficción y apostó fuerte por dos series, y en el caso de ‘Seis Hermanas’ ha aportado la demostración de que se puede hacer un producto muy cuidado estéticamente, a nivel de luz, de foto, de imagen, en una serie diaria, con lo que eso lleva a nivel de tiempos y de producción. Ese es uno de los mayores logros de la serie. Y no hay grandes diferencias económicas entre unas y otras, sino simplemente donde se focalizan los recursos. Uno de los sellos característicos de esta productora, Bambú, es la estética, la calidad.
SP- ¿Qué te aporta, como actor, tu personaje?
AG- Pues, mira, es curioso porque llevaba tiempo intentando buscar material que había hecho años atrás, para actualizarlo un poco, y en estos días de vacaciones he visto mis trabajos, tanto de ‘El secreto’ como de ‘Ciega a citas’, y haciendo una comparativa con el último, ‘Seis Hermanas’, veo que hay una madurez, son años de oficio y lo noto. Lo noto sobre todo en la relajación. El personaje también me aporta la posibilidad de trabajar un tipo de sentimientos y de situaciones que no había trabajado nunca. Es un regalo, la verdad.
SP- ¿Qué tipos de sentimientos son estos?
AG- El amor prohibido, pero no el de dos personas, uno rico y uno pobre,… no, el amor castrado, el estar enamorado de la mujer de un hermano, y el conflicto moral que supone. A partir de ahí, he trabajado más cosas, entrar en un conflicto bélico como médico militar, intentar hacer una huida hacia delante, aferrarse a una mujer para intentar olvidar a otra,… Y en el momento en el que estoy ahora, aparece otra persona, con un discurso muy potente, que te abre nuevos horizontes. No te puedo dar pistas porque es un personaje que acaba de entrar, pero por muy claro que tengas una cosa a veces la vida te puede sorprender y en las ficciones también ocurre eso.
SP- Y, a nivel general, ¿qué te supone como actor trabajar en una serie de época?
AG- La época te permite tomar distancia y jugar a cosas que te han contado. Jugar corporalmente, incluso verbalmente, utilizar expresiones, eso es una pasada, había un lenguaje muy rico. Por lo general, a mí me gusta, a pesar de estar haciendo época, naturalizarlo todo y hacerlo terrenal, es decir, no llevártelo a un sitio extraño, eso no me interesa. Si tú y yo estuviésemos en 1914 hablando aquí seguramente no habría tanta diferencia. Lo que sí te marca es el contexto, la situación social, incorporar los elementos, la escenografía, las costumbres, jugar con ciertas bebidas, fumar, el tema del sombrero, hay artilugios que han desaparecido y que en aquella época estaban muy presentes y que al actor le dan posibilidades. Para hacer el médico y creerme el personaje, el maletín fue indispensable, familiarizarme con ese maletín de época y con el instrumental médico que había, saber palparlos y tocarlos.
SP- ‘Seis Hermanas’, también ‘Ciega a citas’, ‘El secreto de Puente Viejo’, ¿cuesta competir contra un producto al que has amado tanto?
AG- Lo amé y lo amo. A ‘El secreto de Puente Viejo’ no le hace falta competir, es una serie muy afianzada y cuando llegó ‘Seis Hermanas’ a la parrilla, ya llevaba tres años con un público muy fiel. Entonces, ni ellos lo necesitan ni yo me lo he tomado como una competición. Iniciar una serie siempre es difícil y más en una cadena que está pasando por un momento de horas bajas. Era una cuestión de tiempo, de tener paciencia, de confiar en lo que estábamos haciendo y de tratar de disfrutarlo, pero las comparaciones, en este sentido, no ayudan, no sirven para nada.
El oficio de actor es como otro cualquiera: vas donde te llaman. Hay muy pocos privilegiados que tienen la fortuna de poder elegir proyectos, de desechar guiones.
SP- Has trabajado siempre en series diarias, ¿te consideras un actor de sobremesa?
AG- Da la casualidad de que mis últimos trabajos en televisión han sido de sobremesa. Lo he llevado con mucho agradecimiento y orgullo. Entro en la casa de mucha gente todos los días, trabajo diariamente en una profesión que es muy difícil, cotizo en la seguridad social,… Esto me ha hecho ver la profesión de una forma especial porque el oficio del actor no suele ser así. Te puede salir una producción muy potente en el extranjero y hacerla, luego, de repente, no trabajas. Haces una serie diaria y a lo mejor después no tienes nada y haces con un colega una pieza de microteatro en una sala muy pequeñita. Considero que el estar apegado a la profesión, sea de sobremesa o no, es muy interesante. Es un oficio cualquiera, eso no hay que olvidarlo, y vas donde te llaman, como cualquier trabajador. Hay muy pocos privilegiados que tienen la fortuna de poder elegir proyectos, de desechar guiones.
SP- Y entonces, ¿por qué decidiste abandonar El secreto de Puente Viejo?
AG- Para no acomodarme, sentí que era un proceso agotado y un personaje que no daba más de sí. No sentí que estuviese estirado sino que fue quemando etapas, tuvimos la suerte de la etapa del paso del tiempo, lo de convertirme, de repente, en un padre, dieciséis años más tarde, fue muy interesante. Aguante un año más y tuve unos conflictos diferentes a la primera etapa pero sí que pensé que, a partir de ahí, podría empezar a estirarse la situación y a hacer algo que me interesaba menos como actor. Fue una decisión acertada y no me arrepiento. Guardo un maravilloso recuerdo de esa serie, del personaje, de los compañeros pero también tenía otro reto muy importante, hacer una obra de teatro, ‘Los Justos’, que me apetecía mucho. Fue una transición muy dulce hacia algo nuevo que me dejó mucho poso en lo que luego fue mi carrera.
SP- ¿Ya tenías la obra de teatro cuando dejaste la serie?
AG- No, cuando tomé la decisión de abandonarla no tenía nada, porque yo avisé con mucho tiempo de antelación, unos seis meses antes. Simplemente, había que cambiar.
SP- ¿Necesitabas volverte a enfrentar al escenario?
AG- Necesitaba hacer teatro. Este tipo de espectáculo, en concreto, esta manera de trabajar que descubrí con Javier Hernández, el director, y con esta compañía, me gustó mucho, me recicló, me hizo estar muy ilusionado, muy activo,… Era un tema muy complicado porque fue una adaptación sobre la ETA en los años 80 y todo el proyecto en sí me enganchó muy pronto.
SP- Luego volviste a la televisión con la serie Ciega a citas, ¿por qué crees que Cuatro no apostó por ella sino tenía malos datos de audiencia?
AG- Hicimos 140 capítulos. Sucedió algo, políticas de cadenas,… porque no se lo esperaba nadie, ni siquiera la productora ejecutiva, fue algo muy rápido. Es más, yo cuento una anécdota… En ese momento, mi chica estaba viviendo en EE.UU., llevaba meses sin ir a visitarla, y llevaba tiempo peleando por un fin de semana largo para hacer el viaje, no era fácil porque éramos pocos actores, pero al final lo conseguí. Me saqué los billetes sin margen de tiempo, imagínate en julio, un viaje a Miami, un dineral. Y a los cinco días de volver, nos dicen que se graban dos semanas y se acaba. Evidentemente, ni la dirección de la serie lo sabía, no lo sabía nadie. Sucedió algo a nivel interno de cadena por lo que decidieron no continuar. También era una serie que tenía un principio y un final, podía haber continuado un poco más pero no creo que fuera una serie que aguantara en la parrilla de la tarde largo y tendido.
SP- ¿Cómo se interesa Alex Gadea por la interpretación?
AG- Lo conocí en el instituto. Me lo pusieron delante de las narices. Yo había sido un repetidor constante pero me pilló en una buena época, en la que como estudiante me sentía mejor. En ese momento en el que ya no tienes catorce años y la cabeza llena de pájaros sino que ya tienes dieciséis, estás madurando, empiezas a tener inquietudes,… En ese año, que fue precioso por mis profesores y compañeros, tocó teatro y cocina como asignaturas optativas. Ahí lo conocí y aluciné. Se me abrió un universo, un camino, ese fue el empujón. Luego terminé la secundaria, tenía dieciocho años y no me lo pensé, me vine a Madrid a estudiar en Cristina Rota y hasta aquí.
SP- Los inicios en esta profesión suelen ser duros. Entraste en ‘El secreto de Puente Viejo’ con 27 años y has encabalgado un trabajo con otro pero, ¿has sentido alguna vez que estabas en un mundo equivocado?
AG- No he tenido tiempo, antes de entrar en ‘Puente Viejo’, hice una serie en Valencia en Canal Nou, ‘La Alquería Blanca’, que era muy potente a nivel autonómico. A los 25 años empiezo a trabajar sin pausa, me subo al carro y una cosa ha ido llevando a la otra. Salí de la escuela con 22 años y durante esos tres años en los que no tenía un trabajo constante, aprendí mucho porque era muy joven, me salió una tv-movie nada más salir de la escuela, y estaba más verde… Cuando la vi dije “¡Madre mía, cuánto te queda todavía!”. Me puse las pilas, seguí buscando y formándome y en esa época nos juntábamos algunos compañeros para hacer piezas, para hacer teatro,… el tiempo pasó activamente, fue productivo.
SP- Vienes de Roma donde ibas a comenzar a rodar la película ‘L’amore e una scienza esatta’. El rodaje se ha retrasado, ¿molesta cuando uno lo ajusta todo para poder hacer otro proyecto y después se retrasa?
AG- He de reconocer que el previo para llegar a la peli ha sido una escalada que ni compaginando una serie con teatro, ha sido el momento profesional de mi vida más intenso. Por la mañana, grababa la serie desde muy temprano, por las tardes tenía un profesor de italiano con el que trabajaba unas tres horas y por las noches hacía un Skype con el director de la peli. Uno se da cuenta de que cuando hay un objetivo, algo que te ilusiona mucho, como era la peli, sacas tiempo y fuerza. Entonces, es verdad que llegas allí, lo tienes todo milimétricamente cuadrado, tienes seis semanas para realizar esa peli y al final no se hace, pues, de repente, es un poco putada. Esto es así. Ahora me encuentro con unas vacaciones con las que no contaba y estoy disfrutando de un tiempo que me venía muy bien. Lo necesitaba, parar y resetear.
Es curioso que un país como Italia, esté comprando tantas series de España y que haya un público allí que admiren y valoren el trabajo. Hemos evolucionado mucho en ficción y es para estar satisfechos.
SP- El secreto de Puente Viejo se vendió a Italia y está siendo todo un éxito, prácticamente tienes más fans en Italia que en España, ¿has estado aprendiendo italiano por si llegaba este tipo de oportunidades?
AG- Pues, si te digo la verdad, no me lo había preparado previamente. De hecho, el personaje en la peli es un personaje que nació en España y lleva diez años viviendo en Italia. Pero con trabajo -es un idioma parecido, cercano-, conseguí llegar muy preparado y no me preocupaba nada. De hecho, me sorprendo a mí mismo al ver que de estudiar el guion –no estudié la lengua como tal-, de hablar con el profe, con el director, al final me hago entender y lo entiendo todo. Pero no, no me había preparado previamente. Tiene una explicación. Desde que salí de ‘Puente Viejo’ y se vende la serie a Italia, he vivido a caballo entre diarias y el resto del tiempo lo quiero emplear en mi ocio. ¡Qué me gusta el ocio! Y la cervecita y esas cosas.
SP- ¿Valoran más en el extranjero nuestro talento nacional?
AG- Eso dicen, que a veces las cosas de fuera se valoran más. Nuestras series, por ejemplo, se están vendiendo fuera. Es curioso que un país tan hermano como Italia, esté comprando tantas series de España y que haya un público allí que admiren y valoren el trabajo. No creo que aquí no ocurra, pero sí que demuestra que hemos evolucionado mucho en la ficción y es para estar satisfechos.
SP- Todos consumimos ficción de la HBO y la nuestra…
AG- Y hay que seguir haciéndolo porque se está aprendiendo mucho. Y la HBO nos está marcando un camino muy interesante, creo que, por ejemplo, aquí en Netflix, hay producciones que se están exportando fuera y eso es por algo, porque tenemos un colchón de ficción de unos años del que nos podemos sentir orgullosos.
SP- El cine era una de tus asignaturas pendientes, ¿no te han ofrecido proyectos en España o no eran interesantes?
AG- Sí me ha llegado alguna cosa pero siempre en un momento en el que era difícil hacerlo. No te voy a mentir, no te voy a decir que me han llegado cien propuestas pero sí que ha habido varias oportunidades, en concreto dos, en las que me han avisado y no he tenido tiempo ni margen para poder negociarlo y hacerlo. Esta peli todavía no se ha hecho, el cine sigue estando pendiente pero ya está más cerca.
SP- A la hora de actuar es importantísimo el compañero que tengas al lado, ¿con quién te has quedado embelesado mientras trabajabas?
AG- Es muy importante, tú lo has dicho. No me puedo quedar con uno. Lo único que te voy a decir, la pregunta te la contesto así, es que considero que el compañero es la mitad de tu trabajo, si estás con él, si de verdad surge eso, si hay reciprocidad, llega. Y cuando estás en tu mundo, también se ve y te lo pierdes.
SP- No paras de trabajar, cuando tienes un hueco, ¿qué te gusta hacer?
AG- Suelo viajar, soy muy de quedar con mis colegas, me gusta la cerveza, el buen tiempo, las terracitas,… En otras épocas del año, soy también muy de hogar, disfruto mucho de mi casa, leyendo, cocinando, viendo cine. Me gusta mucho salir de la urbe, escaparme, irme a la costa o a la sierra. Disfruto mucho con la perra, tenemos una galga maravillosa, es una perfecta excusa para llevarla y movernos con ella. Y, de vez cuando, emborracharse que creo que es saludable, con moderación, con los amigos, reírte mucho, que creo que es la mejor terapia que hay.
SP- Y cuando uno no tiene ganas de levantarse de la cama, esos días los tenemos todos…
AG- Pues sí. Es verdad que, a veces, aunque uno sea muy consciente de que tiene curro, de que si echa la vista atrás se da cuenta de que se ha metido en la rueda y que tiene continuidad, que está aprendiendo, a pesar de todo eso, esos días existen, es lógico, nadie vive siempre arriba y creo que es bueno escucharse y saber porque vienen esas cosas, dejarlas entrar y dejarlas salir.
SP- ¿Cuál es el impulso que te hace levantarte?
AG- Me impulsan muchas cosas que no siempre tienen que ver con la profesión, hay muchos estímulos que vienen de fuera, si no estuvieran habría más días de esos. Los impulsos también uno se los genera. Por ejemplo, ahora que estoy en un momento de parón inesperado, pienso en la cantidad de cosas que quiero hacer y da tranquilidad saber que cuando lleguen épocas de vacas flacas, siempre hay cosas por hacer.
Muchas veces no me pronuncio todo lo que me gustaría y no me gusta. (…) Soy muy impulsivo y me gustaría manifestar ciertas cosas, pero al mismo tiempo quien me aconseja me dice que tenga cuidado.
SP- Pones tu imagen y tu voz a la campaña Salvar el Ártico, ¿qué te motiva de esta campaña?
AG- Pues hace años que los expertos en la materia nos dicen que nos estamos pasando los índices de protección que el planeta se está viendo amenazado, no solamente la zona del Ártico,… No lo estamos cuidando. No es normal que las primaveras y los otoños cada vez sean más cortos y prácticamente dejen de existir. ¿Dónde quedó la ropa de entretiempo? Pasad de llevar una chaqueta a que ayer se muriese un tipo en una obra por un golpe de calor… Algo no se está haciendo bien. Es una pena la construcción masiva que se ha hecho en mi zona del levante, por ejemplo. ¿Por qué luego vas a Cabo de Gata y alucinas? Porque han hecho una política sensata con conciencia de lo que es el medio ambiente. Debemos poner ahí el foco.
SP- ¿Por qué otras cosas te movilizas?
AG- Por la política, me gusta y me disgusta. Desde pequeño en casa, ha sido un tema que ha estado presente, y que ahora lo tengo con mis colegas. Me gusta estar al día y que le gusta debatir, hablar y discutir, es una actitud.
SP- ¿Por qué cosas te nace el impulso de movilizarte pero te frenas?
AG- Por bastantes más cosas. Tengo pendiente con Oxfam Intermon un viaje a una zona en subdesarrollo o por la que haya pasado un conflicto bélico, como ayuda humanitaria. Creo que es una experiencia con la que te traerías mucha vivencia, que te cambiaría un poco la perspectiva. Luego, no te voy a mentir, muchas veces no me pronuncio todo lo que me gustaría y no me gusta. Es un conflicto que tengo y ha sido motivo de discusión con gente a la que quiero, porque soy muy impulsivo y me gustaría decir y manifestar ciertas cosas pero al mismo tiempo, quien me aconseja bien me dice que tenga cuidado. Me gustaría encontrar ese equilibrio. ¿Hasta qué punto lo que diga va a ser una cosa importante? Es un tema complejo.
SP- ¿Hay algún personaje que te haya afectado a tu manera de pensar?
AG- El de ‘Seis Hermanas’, el trabajar como voluntario en una guerra, me ha generado la sensación de ser útil, de estar trabajando en un sitio muy pequeñito, y una guerra es algo muy grande que te pasa por encima pero ese poquito que aportas es algo importante. Y luego, el de ‘Los Justos’ tuve un viaje importante, cómo se te pueden caer los ideales, me di cuenta de que a mí eso me pasa. Me aferro y apuesto por algo pero soy muy consciente de que a veces se te cae, el tiempo te lo acaba desmontando. Lo entendí perfectamente, cuando depositas muchas esperanzas en un tema…
SP- ¡Qué no perdamos la esperanza! Un placer y muchas gracias por tu sinceridad.
AG- A vosotros, ha sido un rato muy agradable.