Había ganas. Su obra es querida y admirada entre los sibaritas de la industria, y cuatro son demasiados años. El último disco de David DeMaría, y el casi paralelo inicio de su gira presentación, nos han brindado la oportunidad de charlar con el jerezano. Arte, música y raíces andaluzas por encima de todo.
Conversar con David DeMaría es un ejercicio de intercambio de vivencias, tranquilidad y conocimiento. Sus palabras son certeras y su pensamiento seguro. Los años han moldeado a un artista que huye de la cara comercial de la vida; esa, que por otra parte, tantos beneficios da a los de su profesión. El jerezano parece alejarse del lado de la industria que torna oscuro, engulle cantantes y filtra pocos artistas. Por suerte el tiempo, según dicen los más longevos, pone a las personas en su sitio. Y DeMaría tiene un lugar en la historia musical de este país, en la buena. Así lo confirma su último disco. Un trabajo que rebosa sonido andaluz por los cuatro costados y que el artista ya escenifica en su gira española. Ha tardado, pero ya está de vuelta. Y hacía falta.
Otras vidas es tu primer disco completo con versiones inéditas desde Relojes de arena, ya que Posdata recogía versiones anteriores. ¿Por qué has esperado tanto?
David DeMaría: Bueno, Posdata fue una propuesta de la compañía. Una idea de recopilar algunas de las canciones más populares que había compuesto para otros artistas. Fue un disco en el que me divertí mucho arreglando canciones que ya había escrito. Pero, efectivamente, hacía cuatro años que no me enfrentaba al papel en blanco para escribir un nuevo disco inédito en su totalidad. Y la verdad es que le he dedicado más de un año entre composición, producción y grabación. Está claro que con Posdata he estirado muchísimo el directo. Ha sido un disco de decidir, de hacer mi camino de artista en vivo y en acústico. Me reinventé como músico gracias a un recopilatorio solvente en el que la mayoría de las canciones eran muy conocidas. Me enfrenté al público en salas de teatro en todo el país, a piano y a guitarra. Y la verdad es que los dos años que ha durado la gira son el principal motivo por el que he tardado tanto. Cuando he dejado de ‘girar’, he aprovechado cada momento para crear Otras vidas.
Después de escuchar el disco queda un buen sabor. ¿Piensas lo mismo? ¿Has recuperado tu mejores sensaciones en este trabajo?
David DeMaría: El disco rompe con un pasado al que le debo muchísimo por la gente que me ha rodeado y por mi productor de toda la vida, Pablo Pinilla. Pero me he enfrentado a este nuevo reto sin la sombra de Pablo. Necesitaba reencontrarme conmigo mismo. Por eso me encerré en mi casa de Santi Petri –Chiclana– para recuperar mi esencia y volver a ser el músico de raíces andaluzas que no se siente condicionado por el mercado. Me refiero a los condicionantes que te llevan de vez en cuando a trabajar con un productor que está demasiado atento a otras cosas más que a tu propia autenticidad.
Aunque su publicación es muy cercana en el tiempo, creo que ya habrás sacado tus primeras conclusiones acerca de la aceptación del público y la crítica…
David DeMaría: La acogida ha sido bastante emotiva. El haber creado una gira cercana al lanzamiento del disco te permite tomar el pulso en el propio concierto. De esta forma, es más fácil conocer las sensaciones que las canciones están creando, ya sea la parte más intimista del repertorio o la más cañera. Creo que es un disco muy heterogéneo donde muestro todas mis influencias y donde demuestro la capacidad que puedo tener para hacer pop-rock andaluz, baladas íntimas o canciones un poco más personales.
David, dicen que “cuando el río suena es que agua lleva”. ¿Has vivido muchas experiencias de este tipo?
David DeMaría: Sí, claro. Con la edad que ya tengo y con una vida tan intensamente vivida a caballo entre mi tierra y Madrid, donde decidí hacer mi carrera hace más de 12 años, muchas cosas van quedando en la distancia, en el camino. Mi vida sentimental siempre ha sido un poco secundaria. Lo he reconocido en muchas ocasiones. Siempre he preferido darle prioridad a mi carrera artística, y claro, el río ha sonado muchísimo. Incluso a veces ha sonado y no me he dado cuenta o no lo he valorado lo suficiente. Todo es cuestión de madurez, de estar centrado, de volverse un joven veterano y consciente de que esto es una carrera de fondo donde si aprendes a estabilizar tu vida personal y profesional, todo quedará positivamente reflejado en tu trabajo y en las composiciones. Por eso he intentado apostar allí donde tenía que hacerlo sin dejarme influenciar o ser tan vulnerable a todo lo que me iba rodeando. Pretendo hacerme dueño de mis decisiones, de mi tiempo. No solo por mi carrera, sino también por mis sentimientos. Y ahora por suerte me siento muy equilibrado y compensado.
Soy músico vocacional, un compositor que toca la guitarra y el piano. Estoy cansado de mi primer plano, del ‘peinadito del momento’ que condiciona al público.
Ahora que has hablado de tu carrera. ¿En qué punto te encuentras? Acumulas 11 discos en 13 años..
David DeMaría: Creo que con este disco he podido demostrar que acumulo muchos años como profesional y que David DeMaría no es un producto de marketing. Soy músico vocacional, un compositor que toca la guitarra y el piano. Estoy muy cansado de mi primer plano, del ‘peinadito’ del momento que tanto condiciona al público. Ahora solo busco que la gente diga: “me molan sus canciones”, o “me mola en directo”. Este es el deseo más grande que tengo con este álbum, demostrar que soy alguien que viene de la música, que compone para mucha gente, que produce, que apuesta por jóvenes que tienen talento. Y por supuesto deseo que mi carrera quede consolidada en un punto de madurez. Ojalá los clichés se vayan deteriorando con este disco.
He leído en una entrevista reciente que te gustaría grabar un dueto con Manolo García. Si le damos un poco la vuelta a la cuestión, ¿cuál es el dueto del que más orgulloso te sientes?
David DeMaría: Bueno, precisamente Manolo García me dio hace poco una sorpresa durante una entrevista para RNE. No me lo esperaba. Cuando lo escuché no me lo podía creer. Yo estaba hablando sobre mi disco, sobre mi carrera y, ¿quién me lo iba a decir? Uno de mis referentes más grandes me daba ánimos en directo. Automáticamente le cogí la matrícula para que ojalá algún día pueda colaborar con él –risas–. Hay colaboraciones muy bonitas que van desde Alejandro Sanz, he cantado con el un par de veces en directo, hasta artistas que están empezando y tienen muchísimo talento. No puedo olvidar canciones como Pétalos marchitos con Antonio Orozco, Enamorada, que compuse para Malú, o Amar es lo que quiero, que lo he cantado con David Bisbal.
He tenido colaboraciones con Medina Azahara, con los Mojinos Escozios o con Niña Pastori. Es muy difícil quedarte con una. Lo importante es saber que cuando colaboras con un artista siempre debe existir respeto mutuo y admiración. En Otras vidas, sin embargo, las colaboraciones son instrumentísticas. Esa era la guinda que me faltaba incluir en un disco, y en éste he podido conseguir que el maestro de la guitarra, Gerardo Núñez, colaborase conmigo. Tenía ganas de enfrentarme a eso, de hacer un disco sin ninguna colaboración para demostrar que puedo defender mis canciones inéditas sin tirar del marketing de los duetos.
El papel del artista es seguir creando medicina para la automotivación. Es momento de reeducar a las nuevas generaciones a través, en mi caso, de poesía hecha música.
David, ¿de qué forma se implica un artista en una situación tan complicada como la que vivimos? ¿Cuál es tu papel?
David DeMaría: Es el papel del arte y de la cultura en general. Los grandes movimientos sociales o los grandes ideales a lo largo de la historia, están marcados por la cultura y el arte. El papel del artista es seguir creando medicina para la automotivación. Ahora es momento de seguir reeducando a las nuevas generaciones a través, en mi caso, de poesía hecha canción y de melodía, es decir, con la producción musical. Evidentemente, la posibilidad de reivindicar lo mal que lo ha hecho nuestro gobierno siempre está al alcance del que tiene el micrófono cerca. Y claro, en este caso, yo tengo la ventaja de tener un micro ante unos espectadores que pagan por ver mi trabajo. Lo que yo intento es ayudar a desarrollar esa motivación por salir adelante. Caer en el victimismo no es la salida. El que haga los deberes, el que se esfuerce, el que se meta en el ruedo y se llene los pies de albero, estoy seguro de que va a salir adelante.
Se agradece que los artistas saquen las garras e intenten motivar a la sociedad…
David DeMaría: ¿Quién no ha visto Rocky y se ha ido al siguiente día a correr? Puede sonar a tópico pero es pura motivación. Con un concierto ocurre lo mismo. Esa es la única arma que tiene el artista, el poder motivar a un grupo de personas. Para los que sienten y tienen sensibilidad, el arte y la música es una excelente plataforma.
Para finalizar, me gustaría conocer cómo vienen las jóvenes promesas de tu tierra…
David DeMaría: Bueno, ya sabes que el referente en Jerez es el flamenco jondo, y yo precisamente no soy uno de los artistas jerezanos que lleven por bandera ese estilo. Lo respeto, me encanta y es una fuente inagotable de inspiración, pero es cierto que Jerez muestra esa restricción. El cante tiene que ser el cante, el toque tiene que ser el toque. Todo lo demás encuentra fuertes complicaciones para triunfar. En mi caso, cuando me marché a Madrid, sabía que podía vivir de la música porque ya había pasado el examen de Jerez y eso es bastante complicado. Si te soy sincero, estoy bastante desconectado al vivir en la capital, y cuando bajo a mi tierra, lo hago a Santi Petri, a mi estudio de grabación. No podría hablarte de lo que se cuece en Jerez, pero sí puedo decirte que es una de las cuentas pendientes que tengo: regresar, sentirme en paz con mi tierra e intentar ser un referente para otros artistas jóvenes que apuesten por mi estilo. En el flamenco jamás me inmiscuiré excepto para respetarlo y mamar de él.
Ha sido un verdadero placer compartir estos minutos. Muchísimas gracias por tu disponibilidad.
David DeMaría: El placer ha sido mío. Mucha suerte.