La ganadora del premio a la innovación, calidad y creatividad, Leticia Guindo, nos mostró su colección «Brillo del Sur». Sus trajes inspirados en el antiguo Egipto, también tienen elementos que evocan la grandeza de los imperios árabes.
Sus diseños mezclan el aire sofisticado de los egipcios y árabes y el arte racial de Andalucía, se trabaja con la combinación de volantes en forma de pico inspirando a las pirámides y recogidos en forma de capote torero. Leticia impregna toda su colección con fucsias y alberos dejando patente el elemento del toreo en su trabajo, aunque también hay azules, negros y un elegante verde para romper la tradición de las batas de cola.
Los detalles que llevan los trajes hacen que cobren luz propiay recuerdan por ejemplo a la balona egipcia. También se usa la pedrería en los cintos, y los brazaletes o pendientes que adornan los trajes dándole un toque muy personal.
Todos estos diseños tan elaborados y pensados los confecciona la propia Leticia. Se hacen de una forma totalmente artesanal, en casa, una máquina de coser y muchas ganas de triunfar.
«Aunque algunos de mis compañeros de clase me ayudan con algunas cosas de forma puntual el grueso de la colección es cosa mía».
Leticia, aún estudiante de diseño en Sevilla, tiene por delante una prometedora carrera. Después de Simof presentó «Brillo del Sur» aunque cambiando algunos trajes por un corte más clásico a la Hermandad del Rocío de Gibraleón en Huelva. Además tiene previsto presentar una colección inspirada en Marruecos al Proyecto Mare, que consiste en una relación entre Andalucía y Marruecos combinando ambas culturas, sobre todo por la gran herencia que hay en Andalucía de procedencia marroquí.
«Mi intención es hacer el caftán lo más flamenco posible, creo que son perfectamente compatibles los volantes con esas exuberantes joyas que usan las mujeres marroquíes. A su vez me parece interesante que una flamenca pueda llevar un innovador pañuelo en la cabeza, por ejemplo».
Esta frenética diseñadora también cede trajes al conocido programa de televisión «Se llama copla» a modo de colaboración para que algunas de sus concursantes luzcan sus trajes.
En cuanto a su vivencia en Simof, Leticia nos cuenta que le encantó la experiencia y nos confiesa que compitió con gente de mucho nivel, aunque la relación con sus compañeros fue bastante positiva.
También nos comentó que puesto que, la organización de Simof la lleva la Agencia de Modelos Doble Erre, las modelos eran un poco jóvenes pero que se adaptó bien a lo que propusieron.
Nos pusieron modelos noveles y realmente era lógico porque nosotros también éramos noveles
Con respecto al controvertido tema de los ganadores y el jurado a Leticia le parece justo que el jurado se conforme de una mezcla de gente que son expertos en la materia y por los patrocinadores que avalan el concurso, de este modo podrán apreciar por un lado el trabajo artesanal que lleva detrás una colección y por otro lado que haya gente que opine simplemente si le gusta o no.
«Desde el punto de vista comercial realmente lo que se valora es que el vestido guste, al fin y al cabo los trajes se hacen para ser vendidos».
En definitiva de la mano de Leticia hacemos un viaje al pasado pero sin movernos de nuestra tierra, tan rica en colores, texturas y alegría. Esta diseñadora nos deja patente una vez más que el traje regional puede ser innovador sin perder su esencia.