Catalana de nacimiento, es conocida por sus papeles en la serie ‘El Barco’ y en las adaptaciones cinematográficas de Federico Moccia. Debajo de estos productos comerciales, se esconde una joven actriz pasional y entregada que aprende cada día con las funciones de ‘Como si pasara un tren’. Ahora, rueda como Leonor de Austria la serie ‘Carlos Emperador’, acaba de estrenar la tv-movie ‘Los Nuestros’ y presentará su próxima película, ‘Sonata para violonchelo’, en el Festival de Málaga.
Dicen que por la boca muere el pez y Marina Salas lo tiene bien aprendido. Comedida en un primer instante, en su segundo pensamiento se sincera y dice lo que piensa. Después de pasar por varias salas alternativas de Madrid, ‘Como si pasara un tren’, obra teatral que coprotagoniza, ha triunfado en la sala pequeña del Teatro Español. Un gran paso después de que los ensayos de esta sencilla -pero grande en corazón- obra comenzasen en el salón de su casa.
SPLUS MAGAZINE: ‘Como si pasara un tren’, éxito en La Trastienda, en el Off del Teatro Lara, ahora ha subido un escalón en la sala pequeña del Teatro Español, ¿cómo comenzó este proyecto?
MARINA SALAS: Empezamos ensayando en casa, en el salón de mi casa. Yo ya había currado en dos proyectos con Adriana Roffi, directora del montaje, que, además, es la ayudante de Daniel Veronese en todo. Todo fue idea de Adriana, junto a Lorena Romanín, autora del texto, y Esther Ortega, generadora del proyecto y yo por ella muero. Es una máquina en la dirección de actores, muy fina y muy buena. Además, sabía que iba a aprender, es como el que se ahorra una escuela, mi objetivo era crecer como actriz.
SP: ¿Qué cuenta la obra? ¿Por qué el público no debería dejar pasar este tren?
MS: Cuenta la vida, las relaciones humanas. Es esto que dicen “habla de tu aldea y hablarás del mundo”, pues cuenta los vínculos personales, el miedo. Nos encontramos a una madre sobreprotectora con un pánico atroz a que su hijo viva, su niño con muchas ganas de vivir porque ha salido muy poco y su sobrina con una madurez y sensibilidad especial que les enseña un poco a los dos a convivir. Detrás de esta historia, se destila algo bello, el público dice que es muy humana, muy viva. Además, hay un mensaje positivo, un haz de esperanza. Eso es lo que a la gente le atraviesa.
Quiero un crecimiento actoral y eso tiene que ver con el tipo de actriz y de persona que quiero ser.
SP: Como actriz, te podríamos encuadrar dentro de ese grupo de jóvenes actores que atraen a la juventud y son un reclamo comercial. Con esta obra te despuntas de eso, ¿es una manera de demostrar el camino que quieres recorrer en tu profesión?
MS: No es una estrategia para desmarcarme de nada, yo la hago porque me he visto influenciada por ciertas personas que me han parecido artísticamente muy interesantes y es hacia donde quiero ir. Quiero un crecimiento actoral y eso tiene que ver con el tipo de actriz y de persona que quiero ser. Yo no he tenido la suerte de irme a la Royal Shakespeare Company a estudiar cuatro años, entonces tengo esta búsqueda y necesidad y, además, creo que es nuestra responsabilidad y es mi profesión, mi trabajo. No siempre es fácil y es duro pero es la línea que busco.
SP: Tienes 26 años y una carrera repleta de trabajo, ¿cómo comenzó todo esto?
MS: Empecé en Barcelona en una escuela que se llama Memory, a los trece. Hacíamos teatro los sábados, luego hice una película a los dieciséis, ‘Sin ti’, con Ana Fernández. Me apunté a la escuela Nancy Tuñón y después me vine a Madrid. Llegué con un poco de trabajo hecho, a los catorce me apunté a todas las agencias de anuncios de Barcelona e hice castings de publicidad con los apuntes en el bolso para estudiar. ¡Hacía todos los que podía!
SP: Cuando pienso en tu manera de interpretar, desde lo primero en lo que te recuerdo en la tv-movie ‘El Pacto’, veo a una actriz enérgica que disfruta, que se entrega, ¿cómo te defines como actriz?
MS: Hay mucho de la persona en los actores, soy de ese parecer. Es más, a veces, actuando te das permiso para expresar otras cosas que no te dejas en tu vida. Pero hay algo en la energía, en la forma de relacionarte con el trabajo, que tiene que ver con tu manera de ser. En la vida, o cambias o decreces. El cambio como motor para mí es esencial. Pero para definirme como actriz, diría que soy impaciente, pasional e inconstante, irregular a veces aunque con mucha fuerza de voluntad para algunas cosas.
SP: Has trabajado con el director Tomaz Pandur en ‘Fausto’, compartiendo escenario con Roberto Enriquez, Ana Wagener, Victor Clavijo, Pablo Rivero, ¿cómo es trabajar con él?
MS: Es un “temazo”. Aún no lo sé muy bien, sigo vinculada al proyecto, puede haber gira. Con lo que me quedo es con que Tomaz genera una cosa en el proceso creativo que hace que te sientas muy envuelto en eso, hace charlas de una semana, te pide mucho compromiso en todos los niveles, se genera algo en el grupo muy fuerte, muy magnético, es un mundo aparte en el que vives. Luego está el universo particular de Pandur, que es suyo. Él es un amante de los actores aunque es cierto que el texto es un pretexto para plasmar su esencia. A nivel estético, teatral y artístico está lleno de símbolos, de imágenes, de figuras, ¡es una pasada! Con Tomaz estás al servicio de algo que no eres tú y que va más allá de ti que es su visión y su mundo, su propuesta. Tú eres un vehículo para que él cuente eso.
SP: Repasando tu carrera cinematográfica y televisiva más comercial, te has especializado en ser la amiga de la protagonista, ¿para cuándo ser tú la protagonista?
MS: ¡Ay, venga, va, que aparezca, movimiento por favor…! Estoy en ello, estamos trabajando para ello.
SP: Aunque hay veces que casi que es más interesante el secundario…
MS: Hay algo en el rol adolescente del protagonista donde se cuenta la historia de amor, que es más cuento… En los secundarios se va más allá de la historia de amor, son más reales, ¿entiendes? Son productos que van a eso. De todas formas, hay algo en el protagonista que es muy gustoso porque el arco de acción es más grande. En el secundario te lo tienes que montar más, lo creas tú.
SP: Compaginas funciones con el rodaje de ‘Carlos Emperador’, ¿qué diferencia hay a la hora de prepararte un personaje de la alta realeza del siglo XVI?
MS: Hay mucha diferencia, no es moderno, no es contemporáneo, hay algo que tiene que estar más ajustado. Yo lo que intento es tener más control técnico en todos los niveles, de cuerpo, hay algo formal pero que ya está relacionado con el contenido. Intento hacer análisis de texto para que cada movimiento esté ajustado con un sentido. De todas formas, no sabemos cómo eran en 1500, aunque te documentes. Partes de una idea y yo busco referencias sin irme a lo general, sino a lo que sucede en la escena.
SP: Dices que crees en la causalidad, ¿qué crees que pueden causar los proyectos que tienes ahora mismo en mente?
MS: No lo sé, también lo chulo es dejarse sorprender por lo que esto pueda causar, por el efecto que pueda tener cada causa. No es una estrategia mental. Es más la confianza de saber que un efecto va a tener pero no sabes cual. Y eso es lo bonito de la vida, dejar ver qué pasa, pero también por miedo, por mil cosas, a veces no nos dejamos sorprender. No lo sé, pero también me gusta no saberlo. Me asusta pero me gusta.
SP: Hablando de trenes, tres preguntas: ¿qué tren estás orgullosa de haber dejado pasar?
MS: Muy pocos. Alguno nocivo pero son aquellos que no se cuentan. Aunque yo soy poco de dejar pasar y si lo he dejado pasar ha sido porque no he podido cogerlo, porque no he llegado a tiempo.
SP: ¿Cuál te arrepientes de no haberte subido? ¿y de haberlo cogido?
MS: ¡Tú quieres chicha! Por ejemplo, una función de hace tiempo que podía haber hecho con Miguel del Arco, no te digo el nombre por respeto a la actriz que lo hizo finalmente. Y no me arrepiento de haber cogido ninguno. Como tienes esta visión positiva de la vida, estás jodido. Es mentira esa gente que dice: “no me arrepiento de nada”. Hay muchas cosas de las que me arrepiento, “cagadas” monumentales, pero bueno, al final para eso están, es mejor hacerlas.
SP: Tanto en tu trabajo como en tu vida, ¿cuáles son tus próximos objetivos?
MS: No escatimar ningún solo momento que tenga. A veces lo consigo, otras no, dar todo de mí en cada momento, en el curro, con los amigos. Otro es conquistar todo el amor y la expansión posible tanto lo sentimental como en lo profesional. Y, por último, dejarme impresionar más por lo que tengo enfrente, reconocer más el trabajo del otro, valorar más eso… cuando uno lo hace, se le devuelve. ¿Cómo puedo conseguirlo? Pues haciéndolo.
SP: Pues nos los apuntamos como nuestros también. Muchas gracias por tu tiempo y que vaya todo genial.
MS: Gracias a vosotros, un placer.