Fernando Tejero: el arte de la polivalencia

El periodismo tiene reservados multitud de momentos especiales para sus profesionales. Muy pocos intuyen cuándo llegan, algunos ni siquiera los esperan. Pero todos los que nos dedicamos a esta bella disciplina somos conscientes de que esos momentos son los que te inyectan aire fresco y llenan de orgullo por contar lo contado. Charlar con Fernando Tejero es, precisamente, uno de esos detalles únicos que quedan almacenados en el lugar del cerebro donde recuperamos las buenas historias, las que nos han marcado de alguna forma. El mismo lugar en el que, desde hace muchos años, se mantienen las enrevesadas tramas de Aquí no hay quien viva, una joya audiovisual capaz de transmitir discursos críticos a través del humor.

Un pelotazo televisivo.

Por suerte, la nostalgia que generó el cierre de “Desengaño 21” quedó disipada al llegar La que se avecina, una extensión de la serie emitida en Antena 3, actores y guionistas incluidos. Dos productos televisivos de alto valor humorístico que han alcanzado históricos share de audiencia, y lo que es todavía más importante, contagiado sus chistes, bromas y coletillas a los espectadores. Para Fernando Tejero, Aquí no hay quien viva trajo una nueva forma de hacer humor, mucho más atrevida: “De alguna forma escapaba a la ‘censura televisiva’ del momento con un humor muy al límite, valiente y muy absurdo a veces. Lo mismo ocurre con La que se avecina. No se cortan ni un pelo a la hora de tratar un tema de actualidad. Creo que también hay algo de eso en Aída, o en 7 vidas en su momento, pero sí es cierto que con Aquí no hay quien viva se produjo un antes y un después”, afirma el actor, que acaba de volver a compartir guiones con sus antiguos compañeros en algunos capítulos de La que se avecina.

En esta ocasión, Tejero llega a un proyecto consolidado –6 temporadas– con una dinámica de trabajo distinta, por lo que no duda en afirmar que al principio, como cualquier ser humano, tuvo miedo de afrontar el nuevo reto: “Aparte de los nervios de los primeros días y el periodo de adaptacion, tenía miedo a la comparación. Pero era inevitable. Creo que dejé un bonito recuerdo con ‘Emilio’ y se me exigía mucho. El personaje de ‘Fermín’, sin desmerecer o restar importancia al de ‘Emilio’, me ha aportado bastantes cosas buenas por sus numerosos matices. Por ello, aunque al principio tenía el miedo en el cuerpo, cuando he interpretado esa bipolaridad de ‘Fermín’ que de repente le hace llorar o dar un puñetazo, observé que Fernando Tejero es más actor que antes, y en parte es gracias a buenos personajes como este”.

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Mucho ha influido en su vuelta la estupenda relación que mantiene con los guionistas Alberto y Laura Cabellero, quienes tenían claro el tipo de papel que Tejero podría bordar. Otro aliciente era la posibilidad de trabajar mano a mano con Antonia San Juan, una vieja conocida de sus años de formación. “Antonia es una actriz a la que admiro mucho. Cuando llegué a Madrid para estudiar arte dramático, su pareja acudía a la misma escuela que yo. Evidentemente, ya la conocía de antes por su destacado trabajo. Luego hubo un tiempo que iba al teatro a ver esos monólogos tan maravillosos que hace. Y ahora no puedo dejar de ver en televisión cómo representa el caricaturesco personaje de Estela Reynolds”, explica el actor cordobés, quien realmente pasa pocas horas frente a la televisión. Su apretada agenda se lo impide, y opta por visionar los capítulos en streaming cuando tiene tiempo libre.

 Una vida de teatro.

Tejero también dedica parte del día a jugar con su perro y amigo Woody. Éste llegó a su vida de manos del cantante Dani Martín, conocedor de la pasión que el intérprete tiene por los animales. “Woody me acompaña allí donde voy, excepto cuando salgo de fiesta. En una ocasión, durante una escena en la que me tocaba caer al suelo y gritar, Woody estuvo apunto de tirar todo el tinglado junto al que estaba atado. Quería salvarme”, cuenta Tejero entre risas, aunque no por mucho tiempo.

El tono de voz del actor cambió de forma radical cuando tocó charlar sobre la frecuencia con la que algunos acontecimientos de la vida real se acercan a la ficción cinematográfica. Los artistas no viven en una nube, al menos no este cordobés, que afirma sentirse impotente ante los constantes casos de corrupción que colapsan los titulares de prensa: “A veces me da mucha vergüenza vivir en un país donde nos toman el pelo y nos roban con impune claridad. Da mucha pena. No solo tenemos que aguantar los recortes de fondos que potencian la cultura, sino que también hay de resignarse mientras la clase política en la que hemos confiado desvía dinero a sus cuentas. Es lamentable que nos roben y traten de esta manera”. Tejero tampoco deja de mostrar su malestar por la crisis económica y califica como “inaceptable” el hecho de que “haya gente que lo esté pasando mal, la echen de su casa por no poder pagar, y encima los bancos continúen recibiendo dinero público”.

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Lo cierto es que las decisiones adoptadas por el gobierno en el último año han afectado de forma directa a industrias culturales como la música, el cine o el teatro. La subida del IVA ha mermado considerablemente el número de asistentes a espectáculos filmados y en vivo. En el caso del teatro, por ejemplo, la disminución ha sido abismal: “Rajoy nos ha hecho un favor enorme. Ha aumentado el IVA para que la cultura siga adelante en este país”, comenta Tejero de manera irónica antes de volver a indignarse y afirmar que “el teatro en España ha perdido un millón de espectadores desde la subida del IVA”. Y lo peor es que nada hace indicar que esta situación pueda volcarse si se tiene en cuenta el desolador panorama de paro y precariedad que atraviesa el país. “Es cierto que el teatro ha estado muchos años en alza. A diferencia del cine o la televisión, las obras en directo no se pueden descargar de internet. O vas al teatro o no ves la función. Ojalá todo vaya a mejor y pronto demos solución a esta difícil papeleta que tenemos entre manos”, sentencia esperanzado.

Y es que Fernando Tejero ha emprendido una nueva aventura teatral como actor y productor junto a Pepón Nieto. Mitad y mitad es el nombre de la obra que ambos intérpretes pusieron en marcha en noviembre del pasado año, y que ha obtenido grandes alabanzas por parte de la crítica. “La verdad es que tanto la crítica como el público nos han tratado fenomenal. Es una comedia para pasarlo muy bien a pesar de la época que nos ha tocado vivir. Hay que reírse siempre. En este sentido, Mitad y mitad es una producción que está funcionando muy bien”, afirma Tejero orgulloso. En cuanto a su labor de productor, explica que se mantiene en “fase de escucha y aprendizaje” mientras Pepón lleva el peso del trabajo –escenografía, carteles, etc.–. “De momento quiero absorber todos los conocimientos posibles. Es una experiencia nueva en la que tengo mucho por conocer”, añade.

De cine, deporte y Semana Santa. La tercera esquina del triángulo que forma la vida profesional de Fernando Tejero es el cine. En este arte ha recibido algunas de las mejores críticas de su carrera, llegando incluso a ganar un Goya como actor revalación –Días de fútbol, 2003– y una Biznaga de Plata del Festival de Málaga al mejor actor –Cinco metros cuadrados, 2011–. Entre tanto ha actuado en muchas otras cintas cuya temática, casualidades de la vida, ha girado en varias ocasiones alrededor del fútbol. Actualmente no tiene importantes proyectos para la gran pantalla. ¿El motivo? Una mezcla de propuestas poco atractivas e infortunios derivados de la deceleración del mercado. “En estos momentos estoy centrado en la televisión y el teatro. A decir verdad, no me han gustado las últimas propuestas para el cine. Bueno, hay una película con Max Lemcke –Cinco metros cuadrados– que iba a salir adelante, pero los recortes la han congelado momentáneamente”, comenta Tejero justo antes de confesar sentirse un verdadero privilegiado: “Tal y como está el patio no me puedo quejar de nada. Estoy trabajando y eso es ya un auténtico honor”.

Aprovechando el detalle anterior que relaciona a Tejero con el mundo del fútbol, al menos en la ficción, era casi obligatorio conocer la atracción del actor por el deporte en general. El primer punto interesante es que, curiosamente, no le gusta el fútbol, tal y como ha contado en otras ocasiones, aunque nunca había entrado en detalles: “Hubo una época en la que sí me interesaba este deporte. El problema es que nunca he conseguido saber jugar a pesar de haberlo intentado. Además creo que me afectó la experiencia vivida con mi mejor amigo de Córdoba. Él era entrenador de categorías inferiores y lo acompañé a muchos partidos. En casi todos había algún tipo de violencia, sobre todo contra el árbitro. Nunca me gustó esta actitud y terminé por alejarme”, se sincera un Fernando Tejero que también reconoce los valores positivos de este fenónemo al que no logró “pillarle el punto”.

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Bien distinta es su fijación por el tenis, la natación o el patinaje artístico, deportes que el actor dice seguir cuando emiten alguna prueba en televisión. En el caso del patinaje, Tejero encuentra una cierta similitud con su profesión: “Me encanta verlo de madrugada cuando lo ponen en La 2 o en Teledeporte. No sé, igual es porque tiene algo que ver con la expresión corporal o con el arte dramático”, comenta el actor, que aunque no práctica este deporte, sí que acude al gimnasio para mantener la forma: “Voy a entrenar desde hace cuatro meses. Tengo que cuidarme. Estoy entrando en una edad peligrosa donde la barriga crece fácilmente y es muy difícil perderla –risas–. Y lo que es más importante, un actor tiene que estar siempre en forma, sobre todo en épocas como la que ahora atravieso, con muchas horas de teatro y televisión. Si no estás un poco en forma acabas destrozado”.

Pocos pondrán en duda a estas alturas que la vida de Fernando Tejero está llena de proyectos y oportunidades. Una vida que difiere de aquella otra en la que trabajaba como pescadero para ganarse la vida mientras recibía clases de interpretación. Distinta a las vivencias de aquel joven cordobés que, a pesar de no ser especialmente religioso, disfrutaba con la “espectacularidad y la pasión” de la Semana Santa en su ciudad. En definitiva, una vida que refleja el triunfo de la constancia y la pasión por alcanzar los sueños, más allá de cualquier limitación económica o personal. Vivencias de un personaje humilde. De alguien que no duda en desear el mayor de los éxitos a esta joven publicación.