Entras en internet, buscas los síntomas y repentinamente, crees que estás padeciendo la enfermedad. La hipocondría tradicional ha evolucionado a un estado 2.0, en el que cada uno de nosotros pretendemos ser nuestros propios médicos atendiendo a la información que nos da la web. A este trastorno lo han denominado cibercondría.
También llamada hipocondría digital, la cibercondríaco ha aflorado en la sociedad española. Cada vez más personas sufren este trastorno mental que les produce ansiedad y estrés al creerse enfermos y no haber sido diagnosticados correctamente por un doctor.
Los cibrecondríacos consultan constantemente a través de internet los síntomas de las afecciones y patologías que creen estar sufriendo y, al dejarse influenciar por lo que descubren, están convencidos de que la están padeciendo.
Tanto es así que al buscar en Google ‘dolor de cabeza’ aparecen más de 1.600.000 resultados. Aún es más representativo al rastrear las palabras ‘tumor cerebral’, pues se obtienen más de 6.500.000 de respuestas. Los datos hablan por sí solos.
Por norma general, las personas que padecen este trastorno tienden a centralizarse en sensaciones corporales, que magnifican hasta tomarlas como un indicador de enfermedad. Poco a poco, van alimentando una conducta compulsiva que les hace buscar constantemente diagnósticos a sus síntomas, aumentando la preocupación mediante pensamientos obsesivos sobre su propia salud.
El problema se encrudece cuando estas personas se hacen su propio diagnóstico fijándose en la información que obtienen de la web y llegan a automedicarse sin supervisión médica. Esta fe ciega en internet puede conducir a graves consecuencias y efectos adversos, puesto que suelen creer que tienen patologías mucho más graves de las que en realidad sufren.
Es cierto que la web es un gran contenedor de información muy útil que podemos utilizar para solucionar nuestras dudas, pero no puede ser solución a todos nuestros problemas; sobre todo, en un aspecto tan delicado como la salud. Hay páginas que no están contrastadas y tienen contenido erróneo que puede inducir a confusión.
¿Cómo podemos prevenirla?
En primer lugar, debemos ser conscientes de que no podemos jugar con la salud y, únicamente, los especialistas médicos son los profesionales que pueden examinarnos y diagnosticarnos. Asimismo, si sentimos la necesidad de buscar información en la web, debemos tratar de contar con otras inquietudes que nos distraigan y nos permitan pensar en otras ideas, desechando los pensamientos negativos.
Otra gran idea es anotar al final de cada día las sensaciones que te hicieron sentir bien para fortalecer las emociones positivas y, del mismo modo, evaluar la gravedad de los síntomas molestos para determinar si tienen la importancia suficiente.
Finalmente, es imprescindible que, si te sientes identificado con un cibercondríaco, ve a tu médico de cabecera y cuéntale tu problema. Te hará el diagnóstico más recomendado para solucionarlo; incluso, ¡mejor que internet!