Nacida en Washington, de padre saudí, madre cubano-venezolana y raíces sevillanas, esta joven artista demuestra día a día en su tienda que la imaginación, el exotismo y la creatividad pueden ir de la mano. A pesar de vivir a caballo entre París y Sevilla, es en la capital hispalense donde se siente más cómoda. Y es que está tan integrada que ella misma se califica como una auténtica rociera. Sencilla, cercana y una amante de la vida, así es Latifa.
En París, sus creaciones se codean junto a las de otros grandes nombres de la moda y el arte, dos de las grandes pasiones de Latifa Al-Sowayel. Aunque, en realidad, esta joven artista y diseñadora saudí ha podido ser cualquier cosa que deseara y, en la actualidad, se conforma con cumplir el sueño de tener su propia tienda. Un escaparate hacia otro mundo. Un concepto totalmente diferente al acostumbrado en una ciudad como Sevilla. Ha sabido crear un proyecto dotándolo de vida y personalidad propia, eso sí, sin olvidar sus raíces. En SPlus Magazine no hemos querido perder la oportunidad de conocer sus inquietudes, contagiarnos de su vitalidad y su amor por la vida y el momento, y sobre todo, descubrir a la verdadera Latifa. Bienvenidos a un mundo único, con sello propio, tan especial como sus diseños.
Padre saudí, madre cubano-venezolana, raíces sevillanas…¿cómo es que una chica que ha recorrido tantos lugares en el mundo decide echar raíces en Sevilla? Y no solo eso, también abrir una tienda tan peculiar en esta ciudad…
Latifa: Es tan sencillo como que me enamoré de Sevilla. Mi abuela siempre había querido que visitara España, sin embargo, pasé toda mi vida con mi familia viajando, conociendo otras ciudades y la oportunidad de conocer este país se fue retrasando. A pesar de que mi madre pasó largas temporadas aquí, mi padrino vive en Écija y mi bisabuela tiene raíces canarias y sevillanas… jamás hicimos un alto en el camino para conocer España. Cuando mi abuela enfermó tuvimos que acelerar el viaje y, de un día para otro, dejar ese “después” para una fecha más cercana. Una vez que pisé esta tierra, decidí quedarme.
Su historia no deja de sorprenderme porque, cuénteme, cómo una chica de familia de diplomáticos y una madre escritora decide ser artista. ¿Qué es lo que le inspiró para decir: “quiero dedicarme a esto”?
Latifa: Mi madre también es decoradora y realizó algunos estudios en París. Desde pequeñita he disfrutado de ese ambiente de artistas. A ella le encanta el arte y recuerdo que pasábamos largas temporadas en Venecia, aunque a mí no me gustaba porque yo lo que quería era estar con mis amigos –risas–. Lo que yo realmente deseaba era ser diseñadora de moda, no era la pintura en sí. Luego descubrí que no era capaz de explotar la diversidad cultural que llevo dentro y que quería mostrar al mundo. Comprendí que podía hacerlo a través del arte y de mis diseños. Al poco tiempo me ofrecieron participar en la Fashion Week de París, pero lo rechacé, sentía que no era mi momento. Ahora sí me lo replantearía y quizá tendría que volver a Francia, aunque me dolería en el alma porque quiero mucho a Sevilla.
¿Qué diferencias has podido ver que existen entre el ambiente de la sociedad parisina y la sevillana?
Latifa: La gente en la capital francesa es más hermética, al contrario que aquí, donde las personas destacan por ser abiertas, más vitales. Adoro eso porque así soy yo por mis raíces, por mi madre. La sociedad parisina se está perdiendo la vida, simplemente la está viendo pasar, sin embargo los sevillanos, los andaluces, la viven y disfrutan de cada instante a pesar de no estar pasando por un buen momento económico.
Y en cuanto a este sueño, su tienda, si tuviera que encasillarla en un estilo o ponerle un calificativo, ¿cuál sería?
Latifa: Ninguno. Te confieso que el concepto de tienda que quería crear aquí en Sevilla es totalmente diferente al que está, pero sé que debo adaptarme a lo que los clientes desean y al momento en el que estamos. Sin embargo, creo que para que un proyecto como este tenga éxito y lo pueda sentir como mío debe tener mi estilo grabado a fuego. Eso lo demuestro en mis escaparates. La gente me dice que ponga en ellos lo que vendo en la tienda y yo les digo que no quiero, que deseo enseñarles un concepto diferente. Y eso mismo lo muestro en el trato con el cliente, soy cercana y muchos dicen que es como venir al psicólogo. Hay contacto con la persona, se sientan con nosotras, los conocemos. Esto es algo que gusta porque no se ve habitualmente en otros negocios.
Y cuando vas a adquirir algo para tu tienda, ¿eres impulsiva cuando realizas una compra o sabes perfectamente qué es lo que quieres y a qué tipo de cliente va a ir dirigido?
Latifa: Sinceramente, llegué aquí sin tener una idea clara. Al principio compré grandes cantidades de artículos en París porque me encantaba, pero cuando llegué aquí descubrí que tenía que entender que lo que a mí me gustaba no tenía por qué gustarle a mi clientela de Sevilla. Aquí la gente es mucho más clásica, con un gusto muy bonito, pero con otro tipo de concepto. ¡Las calaveras no me funcionaron pero las cruces sí! –risas–.
Con tanto artículo, ¿no hay ningún objeto del que te ha costado desprenderte?
Latifa: ¡Sí! Mi madre hizo un collar y lloró al venderlo –risas–. El cliente le decía que lo iba a tratar con mucho cariño y respeto porque se estaba dando cuenta del valor sentimental que tenía para ella, pero aun así, lo pasó muy mal al desprenderse de él. En mi caso suelo decidir los cuadros queo quiero vender y cuales no.
Y con respecto a tus creaciones artísticas, nos has contado que has estado largas temporadas en Venecia así que, ¿cuáles han sido tus pintores de referencia?
Latifa: Mi obra es abstracta y a pesar de adorar a muchos autores, he luchado por conseguir una seña de identidad propia. Me encanta el diseño de moda y mis cuadros tienen joyas, cinturones…están vestidos como lo haría cualquier modelo. Hay una conexión entre ellos y yo y es que son una muestra de quien soy realmente.
Tengo entendido que tus obras cuelgan en las paredes de Shakira, Nicolas Sarkozy o la propia casa real saudí, ¿es eso cierto?
Latifa: Es cierto. A Shakira le di uno en París. Nicolas Sarkozy tiene otro. También la ministra de Justicia francesa, Rachida Dati, el rey de mi país, el patrón del equipo Williams de Fórmula 1… Gracias a las relaciones que he podido establecer, tengo a mucha gente que me ha podido seguir y a la que le gustan mis obras.
A la hora de escoger tu propio vestuario, ¿sigues de cerca las nuevas corrientes de la moda o eres de las que marca su propia tendencia?
Latifa: La verdad es que nunca me ha gustado seguir la moda en exceso. Siempre me he puesto los colores que me han gustado, no los que se llevaran. Me gusta arriesgar y crear tendencia, y si no, pues no pasa nada, pero intento ser fiel a mi estilo. Aquí en Sevilla soy un poco más conservadora a la hora de vestir, no sé por cuánto tiempo –risas–.
A pesar de todas tus dedicaciones, te queda tiempo para desarrollar una labor filantrópica como es la creación de la Asociación de Mujeres Sauditas Artistas por el Diálogo y la Paz. ¿Cuál es su objetivo?
Latifa: Con ella simplemente quería mostrar la imagen real de Arabia Saudita, que en ocasiones está desvirtuada. No se tiene un concepto claro de cuál es nuestra cultura. Entiendo que es un país muy cerrado y mi intención es dar a conocerlo un poco más, romper con los tópicos.
Para terminar, ¿cuáles son tus perspectivas de futuro?
Latifa: Antes vivía planificando el futuro pero ahora solo puedo decir que estoy aquí, disfrutando y viviendo cada momento. No sé lo que ocurrirá mañana. Lo que tenga que pasar o tenga que hacer lo haré sin más, prefiero no preocuparme del mañana.
Muchas gracias, un placer.
Latifa: Gracias a vosotros.