Todos hemos oído alguna vez que las modas pasan, aunque siempre vuelven. Que la moda nunca se va, de aquí la importancia de lo vintage. Es fácil caer en el error y confundir este término –moda antigua, posterior a 1900, que pertenece a la época que evoca– con retro –prendas de inspiración vintage fabricadas en tiempo presente–, pero tenemos que ser conscientes de las características que hacen a este género especial. Por un lado, destaca la exclusividad del producto, la calidad, los materiales y acabados. Por otro, el coleccionismo que lo engloba, la historia que encierra la prenda u objeto y, por ende, el valor económico derivado de esto. Los coleccionistas de moda vintage son auténticos coleccionistas de arte, como es el caso de Eloísa Becerro, que subastó algunas prendas de su colección en la Feria de la Moda Vintage que tuvo lugar el pasado mes de marzo en Madrid.
Todos hemos oído alguna vez que las modas pasan, aunque siempre vuelven. Que la moda nunca se va, de aquí la importancia de lo vintage.
Lo vintage permite congelar el tiempo y acercar a nuestro presente cómo vivían y vestían en épocas pasadas. Ponen un grano de arena en la Historia y contribuyen a definirla, a explicarla. Pero todo esto encierra un gran negocio que mueve millones en todo el mundo. Realmente, ¿cuánto estamos dispuestos a pagar por conseguir una prenda del siglo pasado? Los precios son muy variados y oscilan desde 50 euros por un vestido de autor desconocido, hasta el millón que pagó la empresa Gotta Have it! por adquirir el vestido que la actriz norteamericana Marilyn Monroe utilizó durante la celebración del 45 cumpleaños del fallecido John F. Kennedy. Y es que como la antigüedad, la procedencia de la prenda sube el precio como la espuma.
Por lo pronto, mejor no tirar nada de nuestro armario. Si algo nos ha quedado claro de las líneas anteriores, es que nunca sabemos cuánto valor puede alcanzar nuestro dressing room. Y por supuesto, todo aquel que pueda permitírselo, no ha de dudar en acudir a las tiendas especializadas que, en cuestión de segundos, te transportan a los locos años 20.