In streaming, ¿dónde escuchas tu música favorita?

Está claro que el siglo XXI ha sido un desplome absoluto para la industria musical. Recién entrados en los 2000, podíamos escuchar canciones nuevas de nuestros artistas favoritos una vez al año, vivíamos entusiasmados por ese nuevo disco que nos confesase los distintos sentimientos de Alejandro Sanz, La Oreja de Van Gogh o Antonio Orozco. Ahora tenemos que esperar, de media, tres años entre disco y disco o quizá un verano a que nuestro cantante saque un single que bailemos en las pistas de baile. En contraste, las giras se amplían y pese al IVA cultural, la música en directo nos mantiene vivos. Y, como no, el triunfo de la era digital que en el primer semestre de 2006 representa las dos terceras partes del negocio musical. ¿Dónde escuchas tus canciones favoritas?

Cuando era adolescente y ahorraba dinero de la paga para comprarme un disco, lo que más me gustaba, además de escuchar la música, era ver las fotos y leer las letras de los libretos del interior. Poner el CD en mi discman, conectarme los auriculares y desaparecer durante la hora que durase el disco. Todo eso ha cambiado, la industria musical ha cambiado. Ahora conecto el ordenador, abro Spotify y selecciono una lista -de Halloween, ¿por qué no?- y ¡a disfrutar!

Esa es mi opción y la de la mayoría de los jóvenes de entre 15 y 34 años. El año pasado, todo hacía prever que la música digital superaría al formato físico y los pronósticos se han cumplido. El mercado digital representa, según Promusicae, ya casi las dos terceras partes del total (63´52%). El streaming es el presente; Spotify es la tercera mayor radio en términos de cobertura semanal en este target de edad, aunque también podemos usar Play Music, de Google, Deezer o, como no, Youtube. En contra de lo que pueda parecer, este auge se debe al éxito de las suscripciones de pago –el 65% de los ingresos vienen de este medio-, a los usuarios no les importa pagar unos euritos al mes por disponer de música infinita. Y es que eso nunca lo podrá ofrecer el formato físico.

Spotify es la opción para escuchar música de muchos jóvenes entre 15 y 34 años

La venta de música ha subido un 4% en España en lo que va de año pero las ventas físicas siguen desinflándose a pesar del buen comportamiento de formatos clásicos como el vinilo. Lo vintage se lleva y pese a que hace unos años nadie diría que la venta de este disco negro de gran tamaño que a muchos nos servía para decorar las pareces iba a ir en auge, en 2015 se vendieron más de 360.000 discos. Dicen que es el formato que mejor reproduce la música, con más calidad y precisión, así que los más musicólogos no pueden perdérselo.

vinilo3

¿Os acordáis de las cifras astronómicas de discos que se vendían hace diez años? En 2006, La Oreja de Van Gogh con su disco ‘Guapa’ vendió siete discos de platino. El año pasado Pablo Alborán, con ‘Terral’, fue el único que alcanzó los seis discos de platino, seguido por el ‘Sirope’ de Alejandro Sanz, con cuatro. ¡Tampoco es tanta la diferencia!, diréis algunos. No sería tanta si no supiésemos que hace diez años para conseguir un disco de platino tenías que vender 80.000 copias, ahora sólo la mitad. ¡Sí es para tanto!

Música en directo

¿Qué pasa entonces con los directos? Siempre he dicho que donde un verdadero artista demuestra su arte es en el directo. Encima de un escenario es donde lo puedes escuchar de verdad, sin artificios, bueno, salvo si no contamos con los espectáculos de Madonna. Muchos de los cantantes que siguen viviendo de la música no lo hacen publicando discos. Algunos prueban éxito con un single, otros viven de los directos. No llenan estadios, pero sí salas de pequeño o mediano formato, teatros o discotecas. Y, como no, los festivales.

concierto1

El año pasado, la actividad cayó casi un 35% en cuanto a números de conciertos y espectadores, aunque, según SGAE, si sumamos los macrofestivales y grandes conciertos, la recaudación  aumenta un 11% con respecto a 2014. Sin embargo, tenemos que apenarnos porque por culpa de nuestro querido –léase la ironía- IVA cultural ya sólo podemos disfrutar de artistas como Bruce Springteen o Beyoncé en una única plaza. No les compensa venir a España. Triste pero cierto. Lo bueno es que siempre quedarán iniciativas solidarias –espero que exentas de IVA-, como la de Ruth Lorenzo, que, a favor de la Asociación Española Contra el Cancer (AECC), hace unos días consiguió un Récord Guinness por actuar en ocho ciudades diferentes en doce horas. Y es que la música mueve montañas. Aunque la escuchemos in streaming, nunca habrá mejor manera de vibrar y sentirla que directamente de la garganta del cantante.