Sevilla da el «Sí Quiero»

La primera edición de ‘SIQ Sevilla Handcraft & Fashion’ ha fusionado el trabajo de diseñadores, modistos, sastres, bordadores, sombrereros y cordoneros.

Tradición y cultura de la costura a medida. Muestra artesanal de Sevilla y riqueza artística y patrimonial. Así podríamos definir muy brevemente SIQ Sevilla Handcraft & Fashion, un evento que ha reunido en un espacio emblemático de la capital hispalense a importantes diseñadores de moda y maestros de la sombrerería, el accesorio, la cordonería o el bordado.

La pasarela “Sí Quiero” ha demostrado que en cuanto a trajes nupciales y de noche, Andalucía y sus diseñadores, tienen mucho que demostrar al mundo. Los Reales Alcázares de Sevilla han sido la sede de acogida de este desfile donde el colorido, la originalidad y el buen hacer han sido la tónica más marcada. Como símbolo de esto último tenemos al maestro cordobés Elio Berhanyer, decano de los diseñadores en activo y uno de los representantes de la moda española en el mundo.

Los Reales Alcázares han sido la sede de acogida de este desfile donde el colorido, la originalidad y el buen hacer han sido la tónica más marcada.

Con él se dio por iniciada la muestra ofreciéndonos un espectáculo de vestidos vaporosos que reflejan su magnífica aportación al mundo del diseño: obras de arte realizadas en gasa, terciopelo, crepe o tul. En definitiva, una retrospectiva de todo lo que hemos podido disfrutar en sus años de carrera en este mundo. A él le siguieron otros grandes artesanos de la moda como Sofía Rivera y sus tradicionales mantillas, o las líneas sencillas y depuradas para una novia nada encorsetada y que desea, ante todo, disfrutar de su gran día, o al menos, eso es lo que pudimos descubrir de la pasarela de Daniel Carrasco, el encargado de poner el cierre al primer día del SIQ. Ya en su segunda jornada pudimos disfrutar de las faldas pantalón de José Luis Zambrano, la prenda más característica de la firma o los estampados, las blondas y las lentejuelas de la propuesta de Carmen del Marco, ‘Noches monegascas’, y que cumplieron su cometido: transportarnos durante unos minutos a Monte Carlo.

Tolentino y su 'Óbject Trouvé'. Foto de José Junco.
Tolentino y su ‘Óbject Trouvé’. Foto: José Junco.

Uno de los desfiles más esperados de la tarde fue el protagonizado por el diseñador sevillano Manolo Giraldo quien no defraudó a los asistentes gracias a una colección de estudiadas formas y texturas: faldas de capa y lápiz con largos a media pierna, chaquetas cortas y blusas vaporosas que quedaron remarcadas por originales tocados. Y su puesta en escena, particular como él mismo: transformó completamente la sala en un bosque por el que transcurrían sus novias.

Felipe y Manuel presentaron ‘Óbjec Trové’, un Fashion Show inspirado en el París de los años locos y que hizo poner en pie a los que allí se congregaron.

Y si en la muestra de Giraldo cobraron especial relevancia los tocados, Tolentino demostró que Sevilla también es cuna del arte sombrerero. Desde los invitados –todos ataviados por propia petición de la casa con tocados y sombreros– hasta un decorado espectacular. Felipe y Manuel presentaron a una sala expectante ‘Óbjec Trové’, un Fashion Show inspirado en el París de los años locos y que hizo poner en pie a los que allí se congregaron. Piezas que hacían honor a los maestros dadaístas, cubistas y a la musa y modelo Kiki de Montparnase.

Alejandro Postigo. Foto: José Junco

A él le siguió el joven creador Alejandro Postigo quien mostró una línea elegante y sofisticada para una mujer femenina y sencilla. Espaldas descubiertas, flecos, escotes y transparencias. Colores pasteles que vestían a diosas propias del Olimpo.

Y como colofón de SIQ Sevilla Handcraft & Fashion, Vicky Martín Berrocal. La diseñadora nos llevó a un jardín romántico de primavera no solo en el atrezzo de la pasarela sino también en sus diseños marcados por flores de organza y motivos vegetales que evocan al sur. Volúmenes, volantes y asimetrías en tonos neutros pensados para una mujer actual, sensual y rompedora que desea destacar por su elegancia y distinción, incluso en un día tan especial como su boda. Buen broche de oro para cerrar un espectáculo que, durante tres días, no dejó indiferente a nadie.