Inmerso en la nueva serie para Antena 3, ‘La Embajada’, está orgulloso de su trayectoria. Acaba de grabar, junto a Fassbender, la adaptación cinematográfica del videojuego ‘Assassin´s Creed” y, en breve, se marcha a Colombia para seguir con la segunda temporada de la serie ‘Club de cuervos’. Entre rodaje y rodaje, aprovecha para darle forma a su nueva novela, un homenaje a un personaje histórico real prácticamente desconocido.
Su apellido es una buena carta de presentación pero no es lo que le da trabajo. Carlos Bardem es crítico, consecuente y consciente de su presente. A caballo entre LatinoAmérica y España, cree que el actor debe desestabilizar su zona de confort. Charlar con él es más que entrevistar a un actor, es disfrutar del entusiasmo de un hombre con los pies en la tierra, con experiencia y con alas para volar muy alto. “En nosotros está el cambiar las cosas”, concluye.
SPLUS MAGAZINE: Estás ahora mismo en pleno rodaje de la serie ‘La Embajada’ para Antena 3, ¿qué nos va a ofrecer esta serie?
Carlos Bardem: Es una serie con un casting diverso y formidable y lo estoy pasando muy bien. Me han encargado que interprete a un tipo que me gustaría pensar que no tiene nada que ver conmigo, es lo mejor que le puede pasar a un actor, lo más divertido. Los actores somos filtros de la realidad a través de lo que hemos vivido. Interpreto a Paco Cadenas que es, como dirían ahora, un emprendedor español que se dedica a corromper a todo el mundo. Es muy divertido de interpretar, creo que los actores tenemos que tener una tendencia natural a la observación del prójimo, y es humano que nos fijemos mucho más en lo que no nos gusta y éste es uno de estos casos. Es el típico sinvergüenza que le acabará cayendo bien a la gente. Éste uno de los problemas de nuestro país, somos muy indulgentes con los sinvergüenzas.
SP: ¿Nos va a sorprender ‘La Embajada’?
CB: Creo que sí y mucho porque además de las historias de amor que corresponden a este tipo de series, se ahonda de una manera feroz, con nombres, apellidos y muy bien documentada en el mundo de la corrupción política y económica. Lleva un paso más allá lo que la gente ve en las noticias, como viven estos señores y qué les mueve. Está ambientada en una embajada en el extranjero y, curiosamente, la realidad siempre atropella y es más poderosa que la ficción, llevábamos grabando un mes y medio cuando saltó el escándalo de corrupción de la embajada española en la India.
Uno de los problemas de nuestro país es que somos muy indulgentes con los sinvergüenzas, como sucede con Paco Cadenas.
SP: ¿Cómo vive Carlos Bardem cada papel?
CB: Siempre digo una frase familiar, como mi tatarabuela ya era actriz -los Bardem somos la dinastía más antigua de actores en este país-, me crié con un viejo dicho de los cómicos de este país que era “que lo que me ofrezcan sea bueno porque si es malo, lo voy a acabar haciendo igual”, ¡que hay que pagar la luz!. Intento afrontar siempre los personajes desde el respeto, no prejuzgarlos, intentar siempre entenderlos. Actuar tiene mucho que ver con intentar ser, no hacer de, ponerte en la piel y en los zapatos de quien estés interpretando, que puede ser un ser maravilloso o un sinvergüenza como Paco Cadenas, Adolfo Hitler…Hay que entender que el ser humano siempre es complejo, que tiene muchas capas. Ir tú hacia el personaje, no llevar el personaje hacia ti, transformarse, que haya un riesgo en la composición.
SP: Has rodando la adaptación al cine del videojuego ‘Assassin´s Creed’, ¿crees que gustará a los fans de este tipo de productos?
CB: Yo no soy fan del videojuego. Una vez intenté jugar, mucho antes de que me llamaran para esta película, y me di cuenta de que era malísimo. Jugaba en línea con gente que no conocía y como era muy malo, me insultaban los que me mataban, me di cuenta por el timbre de sus voces de que eran adolescentes y dije “¿qué hago yo aquí?”. Dicho esto, la película creo que va a ser una maravilla. He tenido la oportunidad de ver un par de teasers y es impresionante; tiene el músculo financiero de una superproducción -va a ser junto con ‘Star Wars’ una de las grandes superproducciones de 2016-, y al mismo tiempo, Michael Fassbender, que es el protagonista y productor asociado, tuvo el buen criterio de imponer un director autor, como Justin Kurzel. La película es apabullante y creo que le va a gustar mucho a los fans del juego, un target de millones de jugadores.
SP: También estás trabajando en Colombia para la serie de Netflix, ‘Club de cuervos’, ¿crees que un actor no debe de entender de fronteras a la hora de trabajar?
CB: Creo que es bueno que un actor viaje, que trabaje en otros idiomas, en otros acentos, que salga de su zona de confort. He trabajado mucho fuera de España y tiene sus pros y contras. Evidentemente, pierdes una comodidad, estás sujeto a acentos, idiomas, cuesta el triple, pero tiene unas recompensas muy bonitas. Lo importante es entender que hay un mundo ahí fuera, que hay muchos hispanohablantes, están cambiando las reglas de este negocio. Hay más gente que habla castellano en EE.UU. que en España. A todos nos gusta trabajar al lado de casa pero a veces tienes que hacer la maleta y largarte. Llevo años haciendo cine en México, tuve la suerte de que en su momento aposté por dos óperas primas que salieron bien. Una era ‘La Zona de Rodrigo Pla’ y otra ‘Días de gracia’, de Everardo Gout. El estallido de la crisis feroz del cine español me pilló con un pie muy asentado en Latinoamérica, sobre todo en México, y trabajando mucho en proyectos internacionales. No creo que deba renunciar a esas dos patas, a una aquí y otra allí, intento mantener las dos igual de vigorosas.
A todos nos gusta trabajar al lado de casa pero a veces tienes que hacer la maleta y largarte.
SP: Trabajas mucho fuera de España, ¿qué crees que debemos importar de la forma de hacer cine de otros países?
CB: Cualquier compañero mío que trabaje fuera te lo dirá: no hay diferencias. Lo que pasa entre motor, sonido, acción y corten es lo mismo en todas partes. Pueden variar los presupuestos pero a la hora de la verdad es lo mismo rodar en ‘Assassin´s Creed’ que en una serie española. Lo único que dan esos grandes presupuestos es tiempo: tienes más tiempo para rodar y, por eso, muchas veces las cosas salen mejor. El dinero no es importante porque te garantice el talento, sino porque el dinero compra tiempo para que el talento trabaje. Si tienes más tiempo para que los guionistas escriban, si tienes un equipo más grande de guión, más tiempo de ensayo para los actores, mejores técnicos,… Evidentemente, el producto final será mucho mejor. Dicho esto, soy de los que cree que en España se produce muy bien con muy poco dinero. Esperemos que las cosas cambien y podamos producir muy bien con bastante dinero.
SP: ¿Te sientes profeta en tu tierra?
CB: No me siento especialmente profeta en ninguna tierra. Aparte, me joden los profetas. Tengo 52 años ya, así que no me paro a pensar en cómo podrían ser las cosas, en cómo deberían haber sido, o cómo van a ser… Son como son, las vivo, intento disfrutarlas al máximo, y andar por la vida sin causar demasiados estropicios porque creo que el mal que hacen los hombres se vuelve contra ellos. Intento vivir alegremente, en paz con los demás, amando lo que hago, actuar, escribir, y disfrutando de lo que hay. No dejo que los fantasmas de lo que podría haber sido me persigan o me agobien, porque no conducen a nada bueno.
No me siento especialmente profeta en ninguna tierra. Aparte, me joden los profetas.
SP: Debutaste en el cine en tu treintena, primero estudiaste Historia, ¿te llamada la atención la interpretación o era genético dedicarte a este mundo?
CB: No, yo empecé a actuar muy tarde. Me crié con mi madre, que es una magnífica actriz a la que el reconocimiento profesional, y con ello el vivir desahogadamente, le llegó muy tarde. Con lo cual, me crié viendo el lado menos glamuroso de esta profesión, el lado de la angustia, de un colectivo que pasa meses sin trabajar, donde el que trabajes no supone que tengas seguridad económica. Crecí sin idealizar la profesión de actor. Cuando me puse delante de una cámara, que fue en ‘Perdita Durango’ de Álex de la Iglesia, lo hice porque lo que me atraía realmente era escribir mi primer libro, ‘Durango perdido’, un diario de rodaje, de periodismo gonzo, de ese equipo de rodaje desmadrado y enloquecido viajando entre México y EE.UU. en una zona tan llena de contrastes, tan terrible y hermosa a la vez como es la frontera. Lo hice fatal, lo pasé muy mal, pero algo hizo clic y, a partir de entonces, tuve la suerte de seguir trabajando y formándome. Ahora no concebiría hacer otra cosa.
Tengo en mi vida dos referentes: uno es mi madre y otro es mi hermano, dos seres humanos a los que admiro por su sabiduría y por su coraje profesional.
SP: ¿Cómo se lleva el apellido Bardem?
CB: Con toda la felicidad y el orgullo del mundo, y con la misma normalidad porque no sé cómo es apedillarse García. Soy Bardem para lo bueno y para lo malo. Tengo la suerte de que tengo dos referentes humanos y profesionales muy a mano, uno es mi madre y otro es mi hermano que, independientemente de los lazos familiares, son dos seres humanos a los que admiro por su calidad como personas, por su sabiduría y por su coraje profesional. Tener eso cerca es todo un privilegio.
SP: También eres escritor y guionista, ¿qué tiene que tener una historia para escribirse?
CB: Un drama, algo que se interpone entre lo que alguien quiere y conseguirlo. Normalmente tiene mucho que ver con el amor, hablan de alguien que quiere ser amado o que sufre un desamor y la lucha por recuperar ese amor. Tengo cinco libros publicados, tres son novelas, las tres premiadas de alguna u otra manera, y todas surgen de una pregunta que se me va haciendo obsesiva. Escribo para seguir preguntándome cosas sobre algo que me obsesiona y así intentar comprenderlo. La violencia, el amor, el dolor, la felicidad. Escribir es caminar de la mano de esos personajes que creas y a los que poco a poco vas descubriendo, como actúan, como se independizan de ti, te rebaten, te discuten… Es un proceso muy hermoso.
SP: ¿Cómo se compaginan estas facetas?
CB: Pues mira, por ejemplo, esta mañana he estado preparando las secuencias de la serie y antes de venir, me he dedicado a escribir una novela que traigo entre manos. Una novela que me tiene muy contento porque es un gran reto como escritor que estoy disfrutando mucho. Normalmente, no asocio escribir a una sensación de disfrute. Me cuesta y me hago mucho daño porque, inevitablemente, todos escribimos de uno mismo, da igual donde lo sitúes, tú hablas de lo que conoces o crees conocer; eso eres tú. Curiosamente en esta novela, histórica, disfruto buceando, recopilando cosas y conectándolo. Es sobre un personaje real que me encontré por casualidad en una nota mínima a pie de página y al que voy a intentar hacer justicia.
SP: ‘Alacrán enamorado’, ¿fue un sueño hecho realidad? ¿Cambiarías algo del resultado final?
CB: Fue un proceso muy bonito, muy dispar, hubo cosas más y menos bonitas, lo recuerdo como algo muy intenso que vivimos todos los que estuvimos involucrados. Sentíamos que estábamos contando algo que merecía ser contado y nos entregamos en cuerpo y alma. Autoadaptarse es muy esquizofrénico. Al final, es mutilarse a uno mismo, tienes que descartar cosas que has disfrutado creando. Es la película de Santiago Zannou sobre la novela de Carlos Bardem.
SP: ‘Celda 211’ te dio mucha visibilidad y reconocimiento en nuestro país, ¿qué supuso la película de Daniel Monzón para ti?
CB: Celda fue para todos un espaldarazo increíble. Todos salimos ganando. Te quedas con el gusto de saber que eres parte de una película que es ya un clásico del cine español, de las más vistas de la historia del cine de este país. Es una recompensa. En esta profesión, una cosa que me enseñaron en casa de pequeño es que tienes que estar bien, en un guión que esté bien y en una película que se vea.
Nos están quitando, pequeña renuncia a pequeña renuncia, muchas cosas que se consiguieron a base de cárcel, de exilio y de lucha. Eso es todo menos democracia.
SP: Has hecho muchos papeles secundarios, ¿para cuándo un protagonista?
CB: Me encantaría, claro que sí, pero, como te digo, intento no dejar que lo que yo quiero compita con lo que hago. Intento comprometerme al cien por cien con lo que me dan y si las cosas cambian para mejor, estupendo, estaremos listos. No puedes vivir deseando, tienes que vivir haciendo, y normalmente las cosas llegan. Ahora tengo un proyecto muy bonito para final de año de protagonista absoluto en una película mexicana y es una cosa que ha llegado y que será maravilloso. Aunque tienes más tiempo para lo bueno y para lo malo, para crear y para cagarla.
SP: Eres un usuario activo en Twitter, ¿crees que más gente conocida debería mojarse sobre la situación actual?
CB: A mí me recriminan que soy muy activo políticamente en Twitter. El único valor que tiene la popularidad es poder dar voz a quien no tiene voz y poder apoyar lo que crees justo y criticar lo que crees injusto. No soy nadie para pedirle a nadie militancias o sacrificios que no le surjan hacer. ¿Qué se vive más tranquilo sin opinar? Evidentemente. ¿Qué están consiguiendo que haya más gente asustada y callada? Tristemente, también es verdad. Curiosamente, en vez de ahondar en una mayor libertad y asumir que no hay democracia sin libertad de expresión, cada vez hay más gente que prefiere callar, mirar hacia otro lado, o hablar de lo insustancial, de lo que no compromete. Lo respeto. Con la única con la que yo me iré a la cama todas las noches de mi vida es con mi conciencia. A mí manera pequeña, absurda, imperfecta, muchas veces poco más que un desahogo, intento expresar lo que siento y las cosas por las que creo que se deben luchar. Nos están quitando, pequeña renuncia a pequeña renuncia, muchas cosas que se consiguieron a base de cárcel, de exilio y de lucha. Eso es todo menos democracia.
SP: “Entusiasmado con el futuro. ¡Asaltaremos los cielos!”, ¿por qué escribes esta frase en tu perfil de Twitter?
CB: Hay que entusiasmarse, ser optimistas. Al final, hay que pensar que en nosotros está el cambiar las cosas. Muchas piedritas lanzadas en un estanque crean muchas ondas que se van cruzando y pueden llegar a realizar grandes cambios. Y está en nosotros el seguir lanzando piedritas y conseguir que las cosas cambien a mejor, no ya por nosotros sino por los que vengan después.
SP: Lucharemos por ello. Un placer.
CB: El placer es mío. Muchas gracias.